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Riesgos Naturales en un Mundo Cambiante: Un Caso de Manejo Integral Basado en el Ecosistema


Esta es una investigación realizada en la costa sur del Cabo de Sudáfrica, en el Distrito Edén, una zona peculiar porque presenta una alta exposición a riesgos naturales, teniendo periodos intercalados de precipitación, que intensifican las inundaciones, seguido de sequías, que suelen agravar los incendios forestales; además, sus costas reciben el impacto de fuertes oleadas. En este contexto, este estudio cuantifica la influencia del cambio climático y del cambio de la cobertura del suelo, en cuatros riesgos naturales específicos: sequías, inundaciones, olas de tormenta e incendios forestales; durante la investigación se modeló el efecto de escenarios de cambio climático y de cobertura de suelo, en cada uno de los peligros naturales, logrando construir cuatro modelos para el sitio de estudio en Edén. 

Es importante aclarar que utilizaron varios escenarios, dependiendo de cada modelado, como se muestra en la Figura 1; sin embargo, existen escenarios base de cambio climático y de uso del suelo. El primero es un escenario de cambio climático A2 propuesto en el Informe Especial del IPCC sobre Escenarios de Emisión (Nakicenovic et al, 2000), el cual asume altas emisiones continuas y acumulativas de gases de efecto invernadero en la atmósfera; un segundo escenario climático está construido con información base levantada para esta investigación. Los escenarios de cambio de cobertura del suelo se basan en información y experticia propia de la región, identificando cinco unidades de respuesta: plantaciones de pinos, plantaciones de pinos talados, plantaciones de zarzo, bosques indígenas y fynbos.

Así, para el riesgo de inundación, utilizaron modelos hidrológicos y agroecológicos en el que simularon las entradas de los flujos diarios de agua y utilizaron información sobre la captación de agua de los suelos y su cobertura vegetal; encontraron que, para el escenario de cambio climático (A2) y con un suelo desprotegido de vegetación, los flujos diarios aumentaron y duplicaron la frecuencia de eventos de inundación en la región. En los eventos de sequía emplearon el modelo Pittman calibrado con las propiedades físicas del suelo de esta región, sus resultados presentaron flujos muy bajos en un escenario con un suelo cubierto con especies invasivas exóticas; al contrario, en el escenario A2 encontraron flujos de agua más altos pero que decrecieron abruptamente, resultando en flujos mucho más bajos durante periodos de sequía. 

Para los incendios forestales estimaron la intensidad de la línea de fuego (a mayor intensidad de la línea de fuego, mayor es la dificultad de controlarlo) con ecuación Byram, también utilizaron el índice de peligro de incendio forestal de McArthur para explorar las cargas combustibles y tasas de propagación de fuego en la vegetación que cubre al suelo; obtuvieron que, en un escenario con árboles exóticos controlados por debajo del 5% de la cobertura vegetal total, la línea de fuego disminuiría a la mitad en comparación con la actual situación. Por último, para las tormentas de olas (eventos extremos de olas en alta mar que impactan en las costas), utilizaron SWAN, un método numérico de olas para conocer la variación espacial y temporal de la acumulación de olas y su potencial erosión costera; simularon efectos antropogénicos en la costa aumentando 3º a su pendiente costera actual y es en este escenario en donde encontraron un aumento sustancial de la elevación del oleaje; además, estimaron que el intervalo de retorno del oleaje se reducirá, siendo estos más frecuentes que en la actualidad. 

Sus resultados revelan que la gestión, desde una visión integral de los ecosistemas, es la herramienta adecuada para mitigar los impactos de los desastres naturales a los que el Distrito Edén se encuentra expuesto, además de demostrar que el cambio de la cobertura del suelo influye, con magnitudes similares a las del cambio climático, en la intensidad de los peligros naturales. Por ejemplo, talar plantaciones madereras y exóticas con una posterior rehabilitación y revegetación con especies nativas para cubrir el suelo lo más rápido posible, disminuiría el riesgo de inundaciones y la intensidad de línea de fuego; así como mantener vegetación natural, volumen de arena y el arrastre de sedimentos en sus “foredunes” costeros, equivalentes a humedales de mar y mangle en Cabo, recibirían y mitigarían el impacto de las olas de tormenta. 

Es, sin duda, una investigación exhaustiva que emplea modelos matemáticos para conocer los posibles escenarios de riesgos naturales; sin embargo, existieron limitaciones en la disponibilidad de información a escala regional que los obligó a utilizar datos de resolución espacial muy baja, subestimando el impacto en los posibles escenarios. Además, realizar modelos a partir de las interacciones de los riesgos naturales sería más informativo que los modelos, por separado, como los que usaron. Por ejemplo, las sequías potencian los incendios forestales que destruye la vegetación y exacerban procesos de inundación que arrastrará suelo desnudo, haciendo más difícil mantener una vegetación capaz de soportar otra sequía, repitiéndose el ciclo. Sería importante conocer cómo los efectos de un proceso influyen en los futuros y consecuentes eventos de riesgo natural. 

Pese a esto, considero que un enfoque de gestión integral del ecosistema es una ruta confiable para el manejo de los peligros naturales porque, entre otras razones, es viable económicamente y, lamentablemente, esta es una razón de peso para argumentar la conservación de los ecosistemas: mitigar el impacto de los riesgos naturales, salvar vidas humanas y silvestres no resulta tan rentable como evitar pérdidas millonarias, en este caso, en el área maderera. Y justo esto fue lo que más me llamó la atención, un gasto bastante inferior al que podría darse al enfrentar riesgos naturales, es una estrategia con la que podríamos presentarnos, como biólogas, al buscar la conservación de un sitio, y esto es posible con una gestión integral del ecosistema. En Ecuador estamos expuestos a distintos riesgos naturales que en Edén, como los causados por el fenómeno de El Niño que produce inundaciones y sequías severas, pudiendo ser esta una razón de peso para la conservación de nuestros ecosistemas. 

 

Referencias:

Nakicenovic N, Alcamo J, David G, de Vries B, Fenhann J, et al.. (2000) IPCC Special Report on Emissions Scenarios. Cambridge: Cambridge University Press. https://www.ipcc.ch/site/assets/uploads/2018/03/emissions_scenarios-1.pdf

Nel JL, Le Maitre DC, Nel DC, Reyers B, Archibald S, et al. (2014) Natural Hazards in a Changing World: A Case for Ecosystem-Based Management. PLOS ONE 9(5): e95942. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0095942

 

Fotografía de portada:

Diario El Río. 25 de Febrero 2018. https://elrio.ec/noticias-los-rios-ecuador/464801-amenazan-con-desborda…

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