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Blanqueamiento de los arrecifes de coral producto de un calentamiento global acelerado


La tecnología actual nos permite monitorear parámetros físicos como la temperatura, precipitación, pH de los océanos y otras variables oceánicas. Gracias a esta información, y con la ayuda de modelos computarizados de predicción climática, se puede estimar el daño actual e incluso predecir los niveles de perturbación a futuro en los arrecifes de coral. Los niveles de emisiones cada día siguen en aumento junto con el calentamiento del planeta, lo que genera muchas expectativas en cuando a la resiliencia de los corales ante los cambios futuros de la temperatura a nivel global. 

Estudios realizados, demuestran que los océanos sirven como amortiguadores, pues absorben aproximadamente el 93% de todo el calor retenido en la atmósfera ocasionado por las emisiones de gases de efecto invernadero, provenientes de todas las actividades humanas (Pierre, 2019). Los arrecifes de coral son uno de los ecosistemas más afectados debido a este incremento de temperatura que provoca su blanqueamiento (Grimsditch & Salm. 2005). El blanqueamiento de los corales, se debe a que el equilibrio de estos organismos se encuentra en el límite de su tolerancia térmica y el aumento de temperaturas oceánicas rompe la simbiosis existente entre los corales y microalgas, provocando una pérdida de pigmentos fotosintéticos que exponen su esqueleto blanco (Kleypas, et al., 2001).  Adicionalmente, la acidificación de los océanos también contribuye a la pérdida de corales, debido a que el CO2 atmosférico es depositado en la superficie de océanos, provocando una disminución en su pH, lo que en consecuencia, reduce la disponibilidad de carbonatos de calcio e impide el crecimiento de los corales (Portner, H. et al. 2004).

Una de las metodologías usadas para el estudio de impactos del cambio climático en los arrecifes de coral,  se lleva a cabo desde el año 2000 gracias a un sistema de monitoreo oceánico llamado Argo, el mismo que consta de 4000 boyas en todos los océanos y permite obtener datos en tiempo real a distintas profundidades sobre la temperatura y pH, logrando analizar las corrientes marinas con gran precisión, (Argo, 2000). Estos datos ofrecen una descripción compleja de las estructuras oceánicas y gracias a modelos de proyección climatológica, permiten conocer la variabilidad del clima en escala de meses o décadas, con lo cual se puede predecir la acumulación y transporte de calor en los océanos (Gonzales & Velez, 2018).

Los estudios realizados por Ove Hoegh Guldberg (1999), en conjunto con modelos de proyección climática de Holanda, Australia y Reino Unido, se estima que desde el año 2030 los niveles de blanqueamiento en la gran barrera de arrecife de coral de Australia incrementarán anualmente hasta el 2100, donde desaparecerán por completo. Gracias al cálculo de estas escalas de tiempo, se prevé que los arrecifes de coral del Pacifico central, Caribe y Asia, empezarán con episodios anuales de blanqueo a partir de este año 2020. Este estudio demostró que la capacidad de resiliencia de los corales ante el calentamiento progresivo de los océanos es baja, al no poder adaptarse al cambio con la misma rapidez con la que se está calentando el planeta.

Ante la creciente problemática por las afecciones en los arrecifes de coral, a partir del año 2018, se crearon alternativas de mitigación. La más efectiva consiste en un robot submarino que deposita miles de corales microscópicos en las áreas con mayor blanqueamiento. Los corales insertados provienen de corales que sobrevivieron a episodios anteriores de blanqueamiento y se espera que esta generación de corales tenga un rango de tolerancia de temperatura mucho mayor, con lo cual se podría asegurar la supervivencia de estos ecosistemas a nivel global (Factor CO2, 2019).

En conclusión, gracias a un extensivo monitoreo y a los modelos de proyección climática, se puede tener conocimientos sobre los impactos pasados y una perspectiva de los impactos a futuro en los ecosistemas oceánicos e implantar mejores técnicas de mitigación. Por otro lado, la mayoría de seres humanos desconocen la problemática ambiental respecto a las emisiones de gases de efecto invernadero, que no solo están afectando a los ecosistemas terrestres, sino también a ecosistemas oceánicos. La magnitud de este impacto ambiental tiene consecuencias devastadoras en la biodiversidad marina; y además, tiene repercusiones económicas, pues muchos de los recursos que obtenemos de los océanos dependen directamente de los arrecifes de coral, por lo que la pérdida de estos, alteraría aparentemente el equilibrio a nivel global, (Hoegh, 1999)

 

 

Referencias

Pierre, Kendra. (2019). Las temperaturas oceánicas aumentan mas rápido de lo previsto. Medio Ambiente. The New York Times. 

Grimsditch, Gabriel & Salm, Rodney (2005). Coral Reef Resilience and Resistance to Bleaching.

Kleypas JA, Buddemeier RW, Gattuso J-P (2001). Defining coral reef for the age of global change. Int J Earth Sci 90:426-337.

Portner, Hans O., Martina Langenbuch and Anke Reipschlager (2004) Biological Impact of Elevated Carbon Dioxide Concentrations: Lessons from animal physiology and Earth History, Journal of Oceanography, 60:705-718

Argo (2000). Argo float data and metadata from Global Data Assembly Centre (Argo GDAC). SEANOE. http://doi.org/10.17882/42182

Gonzáles A. & Santana P. (2018). Argo: Conocer el Océano Global. Revista Digital, Investigación y Ciencia. Barcelona-España.

Hoegh Guldberg, O. (1999). Climate change, coral bleaching and the future of the World’s coral reefs. Instituto de Investigación de la Barrera de Coral de la Universidad de Sydney. 

Factor CO2. (2019). El daño inminente a los arrecifes de coral. Organización global, orientada a aportar ideas y servicios frente al cambio climático. Bilbao. 

UICN. (2009). Una evaluación de las amenazas a los arrecifes coralinos. Norte America. 


 

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